Destino Mekong: Radiografía del Sudeste Asiático

Seis nombres y cuatro mil novecientos kilómetros no bastan para contener y describir a este gigante. El mítico Mekong es mucho más que el tercer río más largo de Asia; es la columna vertebral que une el vasto sudeste del continente desde el Altiplano Tibetano hasta su espectacular desembocadura en el Mar de China Meridional. Sus aguas han sido a la vez testigo y protagonista de los cambios y transformaciones de este rincón del mundo y cuentan la historia de un sinfín de pueblos y generaciones . Desde el enraizamiento profundo del budismo hasta los feroces  ánimos comerciales del presente, pasando por auges culturales, guerras, y revoluciones el Mekong lo ha visto todo.

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Aunque el resto del mundo lo conoce por este nombre, sus identidades son muchas y varían a lo largo de los seis países por los que fluye: China, Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. Así pues, entre las cumbres nevadas de la provincia de Yunnan en China donde su cauce es mayoritariamente poderoso y rebelde, el Mekong es mejor conocido como Lancang Jiang o «Río Turbulento». A su vez, pasa a ser «La madre de Todas las Aguas» o Mae Nam Kong en Laos y Tailandia para renacer como el «Río de los Nueve Dragones» o Cuu Long en Vietnam.

Tristemente, esta poderosa fuente de vida sigue siendo asociada en gran medida en occidente con la Guerra de Vietnam invisibilizando toda la riqueza cultural que a su orillas florece. Pocos saben, por ejemplo, que fue gracias a una revolución agrícola derivada de las aguas del Mekong que la cultura Jemer alcanzó un nivel de prosperidad tal que le permitió dedicarse a idear y construir uno de los lugares más icónicos y magníficos de todo el sudeste asiático: los templos de Angkor en Camboya. Igualmente, la cuenca del río cuenta con uno de los enclaves más importantes de la tradición budista en la región donde se puede observar  su reticencia a desaparecer a manos de gobiernos totalitarios que intentaron arrasar con monjes, templos y creencias.

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Ciudades como Luang Prabang y Ventiane en Laos ofrecen un panorama del renacimiento y afianzamiento del Budismo Theravada convirtiéndose en uno de los principales estandartes de la identidad popular nacional. Y ni hablar de su papel en la literatura contemporánea donde autores de la talla de Marguerite Duras y Graham Greene retrataron magistralmente los intríngulis del colonialismo en Indochina y los intereses de las grandes potencias mundiales que buscaban aplacar los movimientos independentistas.

Pero sin duda, uno de los mayores atractivos del Mekong está en explorar en sus orillas el ritmo lento de la vida que cambia de acuerdo a la estación seca y a la fertilidad producto de los monzones. Disfrutar de los detalles de la vida ribereña que se han mantenido intactos por siglos y en los que la modernidad no ha sabido desplazar las arraigada tradiciones locales. Históricamente y en gran medida por su geografía difícil  este río había constituido un obstáculo entre países más que un ente unificador y su explotación comercial fue por muchos años poco relevante.

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Sin embargo, en la última década se ha incrementado el esfuerzo por potencializar esta arteria fluvial como eje económico y los cambios en el panorama se hacen evidentes día tras día. La influencia China y su voluntad de comercio empieza a hacer mella en ese ritmo pausado y tranquilo de las poblaciones y los mega proyectos que buscan privilegiar el desarrollo industrial sobre los recursos naturales están a la orden del día.

¿Cuánto tiempo resistirá la violenta embestida del capital y el desarrollo acelerado? No lo sabemos. Es posible que como en ocasiones anteriores se resista a verse dominado, amainado, homogeneizado. Quien haya visitado el sureste asiático con ojos bien abiertos, sabe bien que su reciente adaptación a la globalización es comparable a una galería de espejos de feria: todos los matices y  reflejos no son más que ilusiones contextuales. La esencia sigue siendo siempre una sola, imperturbable, inmutable. Mientras tanto y a la espera del siguiente paso que obre como espejo, el Mekong sigue imponiéndose poderoso, listo para deslumbrar y quedarse en la memoria de quien lo visita.

CUATRO IMPERDIBLES A LO LARGO DEL MEKONG

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  • ANGKOR WAT, Camboya: No hay fotografía o reportaje que le haga justicia a este imponente complejo arquitectónico. Recorrer esta maravilla arqueológica perdiéndose en su aura detenida en el tiempo es una experiencia inolvidable.
  • ALREDEDORES DE VANG VIENG, Laos: A pesar de tratarse de un lugar privilegiado por el turismo de fiesta en temporada alta, los parajes que rodean Vang Vieng son un verdadero deleite por sus verdes profundos, sus arrozales  y sus escarpados picos a lo largo del río.
  • DELTA DEL MEKONG, Vietnam: Interminables canales y mercados flotantes hacen de esta maravilla natural un espectáculo digno de presenciar.
  • TRIANGULO DE ORO (Frontera Myanmar, Tailandia, Laos): En el punto en que se cruzan estas tres naciones, la diversidad étnica y el legado cultural entre las selvas  y montañas no decepcionan.