Conocer a Diego Cardeñosa es abrir una puerta fascinante hacia un mundo que para muchos resulta completamente desconocido. Basta pasar un rato con él para enterarse del magnetismo que siente por la vida submarina y sobretodo por los tiburones, su gran pasión. A través de su búsqueda permanente de conocimiento y de su deseo de conservación, ha recorrido el mundo y compartido con especies soñadas y únicas. Los caminos que ha recorrido y las decisiones de vida que ha tomado siguiendo siempre ésta pasión son una absoluta fuente de inspiración, de esas que nos gusta celebrar.
Desde las profundidades, esto fue lo que nos contó.
La verdad no recuerdo dónde o cuándo nace. Siempre he tenido esa fascinación y necesidad de aprender más acerca del mar. Mis papás son buzos y me encantaba que volvieran de sus viajes de buceo para que me contaran lo que vieron y, en especial, si habían visto tiburones.
Las primeras veces mucha ansiedad y adrenalina, pero con el tiempo y experiencia la sensación se transformó en paz y tranquilidad. Es difícil describirlo en detalle y que no suene a cliché, pero es como si nada más existiera y un estado interior de autoconfianza.
Uy, hay tantas que no sabría escoger una en particular, pero me acuerdo de mis idas a hacer snorkel con mi papá por horas cuando era muy chiquito y de mi primer curso de buceo.
Lo más lejos que he ido en busca de tiburones ha sido Fiji y Hong Kong. Hace dos años me contrataron para montar un proyecto de conservación con voluntarios en un sitio que se llama Beqa Lagoon al sur de Viti Levu, Fiji. Es un sitio impresionante lleno de vida marina y en especial de tiburones toro. Tuve la oportunidad de empezar proyectos de investigación con estos tiburones en zonas de cría y otros proyectos en la laguna para estimar la abundancia de los mismos en la zona. A Hong Kong voy al menos dos o tres veces al año para tomar datos en los mercados de aletas de tiburón para mi proyecto de doctorado.
¡Muy difícil escoger uno! Hong Kong me impresiona cada vez que voy, es una ciudad increíble, moderna, limpia, con diferentes culturas y religiones, llena de contrastes. Desafortunadamente, uno de esos contrastes para mí son los mercados de aleta de tiburón. Se estima que 100 millones de tiburones son capturados al año y alrededor de un 70% de esos tiburones termina en ese tipo de mercados. Nunca voy a olvidar la primera vez que los visité y vi esa cantidad de aletas.
Sin ir tan lejos, la Isla de Malpelo en Colombia es también un lugar muy especial. Sus aguas están llenas de vida y cuentan con una abundancia de tiburones tremenda que me recuerda la importancia de protegerlos y por qué escogí este tipo de profesión y de vida.
|
Un comentario
Los comentarios están cerrados.