Huascarán, uno de los secretos mejor guardados de Perú

Siempre que me preguntan a qué país volvería con los ojos cerrados una y otra vez, la respuesta llega a mí sin demasiado esfuerzo: a Perú.

Aunque son muchos los países a los que volvería, siempre pienso en Perú porque tiene algo que no termino de descifrar y que simplemente me cautiva. Porque tal vez en una vida pasada fui parte del Imperio Inca y en esta encarnación me quedó el nostálgico rezago de esas montañas que quitan el aliento y ese cielo que casi que se puede tocar. Porque a pesar de haberlo visitado tres veces ya, no fue sino hasta la última ocasión que visité su ¨gran highlight¨, Machu Picchu, y -no me malinterpreten- es magnífico, hermoso, impresionante y todo el resto de adjetivos con los que el mundo lo conoce, pero siento que Perú tiene tanto, tantísimo más para mostrar que me rehúso a encasillarlo con esa única imagen y quiero seguir viendo sus rincones. Porque aquí me encontré uno de los sitios que más me ha gustado en el mundo, hoy les presento el Parque Nacional Huascarán.

A unas ocho horas al norte de Lima se encuentra Huaraz, una pequeña capital del senderismo andino que es tal vez el mejor centro de operaciones para explorar la zona. A partir de allí es fácil irse perdiendo entre pequeñas localidades menos bulluciosas, alojamientos más rurales y sobretodo entre la maravillosa vista a las montañas. El P.N. Huascarán espera imponente para mostrarnos a todo furor la segunda cordillera más alta del mundo después del Himalaya y sus veintidós cumbres que, si ustedes como yo tienen una debilidad por las montañas, es un lugar que no van a querer perderse por nada del mundo.

Parque Nacional Huascarán

Dentro de las 340.000 hectáreas que componen el parque, hay lugares y actividades para todo tipo de visitantes. Desde treks de diez días en plena Cordillera Blanca, pasando por perderse entre la mística de la cultura Chavin (una de las más antigua e importantes de Perú y cuyas ruinas en Chavín de Huantar son realmente alucinantes) o simplemente disfrutar de caminatas de un día visitando algunas de sus 360 lagunas.

Paisaje sobre la vía que va de Huaraz a Chavin de Huántar

Un excelente paseo de un día es ir a conocer el glaciar Pastoruri. El recorrido hasta allí es maravilloso, el cambio de paisajes a medida que se va ganando altura es sensacional y se puede aprovechar para parar en el camino a conocer la famosa Puya Raimondi, la bromeliácea más grande del mundo que puede alcanzar hasta 12 metros de altura en inflorescencia .

En ruta hacia el glaciar Pastoruri

La carretera de subida se va haciendo más árida, pero no menos espectacular y va tomando tintes de imágenes casi jurásicas que podrían asociarse más a países como Islandia o Escocia que al Perú (y por eso es su sorpresa es aún más grande).

Es lindo, muy lindo, y la llegada a la cima es aún más especial por la dificultad que implica caminar a esa altura durante una hora por el camino de piedra hasta el glaciar luego de estacionarse en el campamento base. Si el Mago de Oz tenía su `yellow brick road´, Pastoruri tiene su `grey stone road´ que desenlaza en este bloque de hielo a 5.000 metros de altura.

Advierto, eso sí, que es una experiencia bastante agridulce. Así como es de bello el recorrido y como son de impresionantes los paisajes, una vez frente al glaciar el visitante se estrella contra la realidad ambiental del planeta al ver cómo éste ha retrocedido, lo poco que queda de él con respecto a lo que fue hace no muchos años y a la inminente realidad de que pronto puede desaparecer.

La triste realidad de la rápida disminución del glaciar.

Un lugar que me impresionó y que hasta el día de hoy sigue siendo de mis favoritos en Perú fue la Laguna Parón, una espectacular laguna turquesa custodiada por picos nevados que es definitivamente difícil de olvidar.

Aproximadamente a una hora de la población de Caraz, 4200 metros de altura sostienen a este pedazo de perfección que afortunadamente aún no ha sufrido los estragos del turismo masivo. Por eso, después de darle muchas vueltas, no voy a dar demasiados detalles sobre su ubicación, ni sobre la forma más fácil de llegar para que sea su propio espíritu viajero el que se de la pela de llegar, hablando con lo locales, investigando, soñando de verdad con ir a un sitio único y no simplemente siguiendo pasos de alguien más.

Eso sí, les dejo imágenes para que activen esas ganas de moverse, para que la próxima vez que piensen en Perú tengan la curiosidad de explorar más allá de la región de Cusco, para que se acuerden que nuestro continente es rico, diverso, hermoso, inspirador.

Por María José Marroquín

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